¿El pogo tiene un creador?
Por Cris López.
Son muchos los que aseguran que el músico que se encargó de darle un punto de inicio -o por lo menos ser uno de los primeros en practicarlo- al “pogo” o “mosh”, uno de los ritos más primitivos de la música, fue el ex vocalista de Sex Pistols, Sid Vicious. El nombre del movimiento -característico de los recitales donde la música amerita moverse- deriva del “pogo stick” (palo saltarin), un juguete que se utilizaba para saltar a comienzos del siglo XX. El aparato fue inventado por los alemanes Max Pohlig y Ernst Gottschall, que unieron los principios de sus apellidos para darle un nombre.
Si bien no se puede establecer un día y lugar determinado para hablar del día que comenzó la costumbre más masiva y genérica del mundo de la música; podría decirse que los primeros pasos hacia el pogo se dieron mucho antes de que Vicious empezara a ir a sus primeros conciertos. Entre la década del 50’ y el 60’ se producía en los dance halls jamaicanos el llamado “skanking” que se bailaba mientras se escuchaba música ska. Consistía en la simulación de una persona corriendo: haciendo el movimiento de brazos con los codos doblados y dando leves patadas con la pierna contraria, siempre al ritmo de la música.
Durante los 70’, los sonidos empezaron a ser cada vez más oscuros y los movimientos que los acompañaban no podían quedarse atrás. No había lugar para el hippismo y la tranquilidad: los cuatro de Liverpool se habían separado y era el turno de bandas como The Clash, Sex Pistols, Blondie, Misfits, y más. Con el “No Future” (que se refería a la desesperanza por la crisis de los 70’) como lema principal de los jóvenes británicos: se producía el revival de los “mods”, en simultáneo a la llegada de los “skinhead”.
El movimiento de los jóvenes “mods” había surgido a finales de los años 50’ en Inglaterra. Estaban interesados en el nuevo jazz que venía desarrollándose, el soul afroamericano, el ska jamaicano, alguna parte de la música beat británica y el rhythm and blues estadounidense. Además, tenían una gran pasión por las motocicletas Scooter. Los hombres vestían con camisas entalladas o jerséis con cuello redondo y corbata, y en los pies, botines o zapatos de vestir. Un claro ejemplo podemos verlo reflejado en los mismísimos Stones, que se vestían de esta manera durante sus primeras presentaciones. Por su parte, las mujeres de esta cultura utilizaban vestidos o faldas rectas, zapatos, y sweaters de poliéster; ambos coincidían en el uso de las parkas.
Los “skinhead” llegarían para finales de los años 60’, reflejaban la estética de la clase obrera londinense: con su cabeza rapada, botas y sus imprescindibles tirantes. Las “skinhead girls” llevaban una falda corta, remera, campera y zapatos Dr. Martens. Eran la clara oposición a la actitud pacífica de los hippies. Los unía el compañerismo entre su grupo, el orgullo de pertenecer a una clase obrera y trabajadora y las infaltables peleas callejeras.
En sincronía con el nacimiento del punk en la industria musical, estas culturas urbanas daban lugar a que se crearan los subgéneros del baile skanking: el skanking-punk y el skanking-hardcore, que consistía en el mismo movimiento de los años 60’, pero de una manera mucho más punk.
Al poco tiempo, esto se adaptaría al concepto del pogo que conocemos hoy en día, que en esos años ya resonaba entre varios músicos. Debbie Harry, cantante de Blondie, le contaba a su público cómo debían arrojarse la cerveza después de hacer este movimiento durante media hora. Los conciertos se realizaban en pequeños garajes, bares o salas, donde el escenario estaba a la misma altura que el piso. De esta manera, el joven Simon John Ritchie, (Sid Vicious) que acostumbraba ir a ver a una banda llamada “Bembex Kollective”, no llegaba a ver a los miembros del grupo, por lo que iba abriendo el paso entre la gente empujándolos y saltando de un lado a otro. “Empecé con eso del pogo porque odiaba al grupo Bromley. Inventé un baile que me permitía empujarlos por todo el 100 Club. Podía saltar hacia arriba y hacia los lados, aterrizaba encima de ellos y los tiraba al suelo”, dijo Vicious, en una entrevista del documental “The Filth and the Fury”.
En 1991 Nirvana plasmaba esta costumbre junto a los jóvenes que saltaban al ritmo del olor a adolescente, ¿Existe una mejor manera de describir al pogo?. La tradición que ya tiene años y años, es destacable en el público argentino, donde nos atribuimos tener el mejor pogo del mundo después de décadas de misas ricoteras. No es casualidad que músicos de la altura de Brian Johnson, al charlar en una entrevista con el vocalista de Foo Fighters, Dave Grohl, le cuente lo impresionado que quedó con la forma en la que saltaba el público durante los shows que realizó en River Plate junto a AC/DC. Como todo en Argentina, al pogo lo hicimos nuestro.
Cris López /twitter: @ccris_lopez /instagram: @crisrlopez_